El evangelio de los niños
Main Article Content
Abstract
Dentro de una visión histórica, evolutiva, del hombre, alcanzar una madurez siempre mayor es una tarea inacabable. A la luz de esta tarea se puede valorar lo ya alcanzado. El admirable progreso de la ciencia y de la técnica, con sus aplicaciones tecnológicas, es un signo de superación. Se puede decir que el hombre moderno no está sometido, como lo estaba el hombre primitivo, a la obediencia incondicional al ritmo de la naturaleza de la vida, sino que ha llegado a ser dueño y señor de este ritmo. Una interpretación religiosa de este fenómeno humano moderno, ha señalado que el verdadero-sujeto de un encuentro con Dios no es el hombre indigente, en sus situaciones límites. Es necesario encontrar a Dios desde el centro de la vida, cuando el hombre es adulto y ha logrado afirmarse a sí mismo (cfr. Dietrich Bonhoeffer). (…)