El hombre como sujeto de experimentación
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Abstract
En el sentido estricto, el hombre puede tratar su propio cuerpo como un "objeto", en cuanto se enfrenta a sí mismo como ante otro objeto cualquiera (viviente o no). Objeto por "extensión" lo entendemos en cuanto que el cuerpo actúa sobre el hombre mismo cargándole con sus sufrimientos, padecimiento moral o placer y complacencia. Aquí es el hombre mismo el que se asume como "objeto" desde su subjetalidad. Esta constatación es de capital importancia: el hombre se asume a la vez como sujeto y objeto. Así, de todo lo que es "subjetal", de todo lo que brota del ser viviente, tiene el hombre plena responsabilidad y abarca el reconocerse a sí mismo como sujeto corresponsable del comportamiento de los más amplios sujetos colectivos, como familia, sociedad, profesión, etc. Al mismo tiempo que objeto co-partícipe de las reacciones que afectan a estos objetos colectivos, como cambios vi tales en las relaciones humanas, en las relaciones del hombre con el mundo o conflictos sociales y generacionales.