In memoriam Padre Humberto Jiménez Gómez (1929-2013) y Padre David Kapkin (1940-2012)
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Abstract
Las cosas que arrebatan el espíritu al trabar una amistad son charlar, reír juntos, la benevolencia mutua, leer juntos; todos estos signos y otros parecidos que proceden del corazón de los que se aman entre sí por la boca, por la lengua, por los ojos y por mil movimientos muy agradables son como los alimentos por los que se funden los espíritus y hacen de muchos uno solo. Esto es lo que se ama en los amigos, de tal forma que la conciencia humana se siente culpable si no ama a quien le ama, no buscando en su cuerpo más que las señales de su afecto. De ahí el dolor si alguien muere, y de la perdida de la vida del que muere sobreviene la muerte de los que viven. Señor, feliz quien te ama a ti, quien ama al amigo en ti y al enemigo por ti. No pierde a ningún ser querido solamente aquel para quien todos están en Aquel que no se pierde; a ti Señor nadie te pierde, sino que te abandona. (De Beauvais, 2006, p.9)
References
De Beauvais, Vicente. (2006). Epístola consolatoria por la muerte de un amigo. Madrid: BAC.
De Unamuno, Miguel. (1964). Ensayos. Tomo I. Madrid: Aguilar.