Recuerdos de una entrañable amistad
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Abstract
Entramos al Seminario Menor el 31 de enero de 1952, a las 6 de la tarde, teníamos 11 años cada uno. Íbamos a un régimen de internado y allí empezamos la formación para ser sacerdotes y comenzamos el bachillerato. La disciplina era bastante rígida y solo podíamos ir a nuestras casas en las vacaciones de julio y de fin de año. Allí, Alberto y yo no fuimos muy cercanos. Recuerdo que Alberto caminaba por todos los corredores cuando no estábamos en clase y ése era un método de estudio. Allí comenzó a demostrar su gran capacidad intelectual. Sacaba siempre las máximas notas en todas las materias y era una persona que no se hacía notar.