Los modernos problemas del descubrimiento de América
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Resumen
Un cuadro célebre, del pintor Barabino, que se halla en el Museo de Arte del Palazzo Rosso, de Génova, nos muestra a Colón exponiendo su proyecto ante los sabios españoles. Unos lo miran escépticos; otros, sugestionados por sus palabras proféticas. La pintura a que nos referimos -magnífica obra de arte- tiene un valor superior a la escena que representa. Ella simboliza la incredulidad y la fe ante el misterio de los desconocido. La vida y la muerte encierran un eterno interrogante porque en ellas hay un más allá que sólo el espíritu puede presentir. Colón, en la historia, fue el intuitivo más grande que recuerdan las crónicas. Los cartógrafos medievales, desde fines del siglo XIV, sabían que entre las costas de Europa y de Asia se extendía un mismo mar; pero ningún navegante tuvo la audacia y la firmeza de luchar con tanto tesón por el triunfo que él supo conseguir. Si en medio de ese Océano que bañaba el Oriente y el Occidente apareció un mundo inesperado, el error no estuvo, precisamente, en Colón, sino en la naturaleza que la humanidad había concebido. (...)