Los orígenes del cristianismo en la Argentina
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Resumen
Una vieja leyenda americana, de los primeros tiempos de la conquista, decía que el Apóstol Santo Tomás había traído el cristianismo desde la India a nuestro continente, en un viaje maravilloso, lleno de prodigios y milagros. Referíase que aquel Apóstol había dejado la huella de sus pies en las rocas de muchos lugares de América, y los indios repetían que, según las tradiciones de sus mayores, aquel hombre misterioso tenía una barba muy larga y muy blanca y unos ojos azules que miraban con una luz extraña. Los viejos conquistadores, que en las noches claras de América gustaban evocar historias antiguas y narraciones fantásticas, contaban a los recién llegados que mucho tiempo antes que ellos anduviesen por aquellas selvas jamás cruzadas por los blancos, había pasado por ellas el Apóstol Santo Tomás, curvo bajo el peso de sus muchos años, con una tosca cruz de madera en la mano, abriéndose el camino por entre la espesura, sin temor de las fieras, que permanecían inmóviles, y de los indios, que callaban absortos en un religioso temor. (...)