La dictadura de Santiago Liniers

Contenido principal del artículo

Enrique de Gandia

Resumen


El gobierno de Liniers fue dictatorial desde el primer instante que asumió el mando. Su amistad con la señora Ana Perichón, Vandeuil de O'Gorman aumentó su dictadura. La revolución vencida del primero de enero de 1.809 puso en sus manos todos los poderes. Los cuerpos militares opositores fueron desarmados y deshechos. Sólo quedaron en pie las fuerzas adictas al Virrey. Comenzó, entonces, a sentirse una dictadura más fuerte que nunca. Los cabildantes de 1.808, empezando por don Martín de Alzaga, habían sido desterrados. Aparentemente no quedaban enemigos del Virrey; pero, en la realidad, Liniers tenía en su contra, como siempre, a la parte más sana de la población. Una prueba indiscutible de ello está en el hecho de que el nuevo Cabildo, surgido después del fracaso de la revolución del primero de enero, siguió opositor a Liniers. Los historiadores que han querido ver en Alzaga la fuente de todas las oposiciones al Virrey, y en el Cabildo alzaguista el único foco de resistencia, ahora deberán reconocer que el Cabildo designado por el propio Virrey, después de la disolución del Cabildo del día primero de enero, que debía gobernar todo el año de 1.809, siguió tan contrario a Liniers como el presidido por Alzaga. Había, no obstante, una diferencia muy grande entre los hombres de Alzaga y del Cabildo de 1.808, y los del Cabildo de 1.809. Lo que no había cambiado era la dictadura y contra ella estaban, como dijimos, todos los hombres sensatos de la ciudad. (…)


Palabras clave:
Liniers y Bremond, Santiago de, 1753 – 1810 - Política y gobierno Argentina - Dictaduras

Detalles del artículo