Una nueva crítica de Martín Fierro
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Resumen
n algunas partes de América se producen procesos de divinización o de transformación mitológica que convierten a ciertos seres históricos en personajes intocables e indiscutibles. La crítica y aún el más simple comentario que no sea una alabanza inmoderada están prohibidos. El hecho es propio de países donde se hace sentir una dominación intelectual de carácter caudillista. La veneración sagrada que se tributa a algunos mandatarios se traslada a personajes históricos que parecen servirles de fondo o son presentados como precursores. En Europa, por ejemplo, no se venera a Napoleón, a Julio César, a Cromwell o a Iván el Terrible como a figuras que nadie puede discutir. Las obras en favor y en contra de estos y otros muchos personajes son infinitas y sus autores, si los critican duramente, no son perseguidos. Del mismo modo no se acude a actos de fuerza contra los impresores de un libro contrario a Napoleón o a Goethe. Bastan, para deshacer las obras que se supone injustas, las plumas de los buenos escritores. El carácter sagrado que se crea para ciertos héroes históricos se extiende también a héroes imaginarios, de novela o de poema. Tan imposible se hace al crítico censurar un acto censurable de un personaje real elevado a intocable o tabú como comentar estéticamente un poema o una novela en que se refiere las aventuras de otro personaje que nunca ha existido. (…)