Hacia una cultura universitaria católica
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Resumen
Nosotros, superiores y profesores, estamos aquí por voluntad de la Providencia que nos confió el futuro de una juventud. Sabemos que la cuestión universitaria es más compleja de lo que a primera vista parece, debido a que dentro de una concepción total, integral de la formación, convergen factores de orden moral y religioso, de índole psíquica y biológica, elementos que miran al alma y al cuerpo, y otros cuya finalidad consiste en despertar nobles pasiones, ahogar instintos o suscitar iniciativas en el educando y en el profesorado.
Fracasó la escuela atomizada del siglo pasado porque entre materia y laboratorio, entre la ilustración y la educación, entre el alma que aspira y entrevé y el cuerpo con su organismo maravilloso, existía un divorcio total. Ignoraba el médico el camino del abogado; no sabía el biólogo cuál era la ruta del filósofo; el químico enseñaba que más allá de las reacciones estaba el vacío. Y todos, positivistas y dentistas, carecían de un móvil que los congregara, de un freno moral creador de esfuerzos y acicate para la lucha, de una idea religiosa sostén y muralla. (…)