En la muerte de Pio XII

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Félix Henao Botero

Resumen


Con filial devoción extremecida recibimos el encargo del Pastor para una modesta apología del Padre común que "ha empobrecido al mundo con su desaparición" al decir del estadista amigo suyo.


La Iglesia católica, que es ciudad de Dios, cuyo rey es la verdad, cuya ley es la caridad, cuya medida es la eternidad, al decir de San Agustín, permanece en silenciosa oración ante los altares del Señor, mientras el mundo bautizado y el pagano parecen suspendidos, sumergidos y abrumados por el dolor ante la tumba del más egregio conductor y padre de la presente centuria: Nemo tam Pater: su paternidad espiritual arropó todos los continentes y llevó el consuelo y la esperanza a todas las islas y naciones, a los mares y las alturas. (…)


Palabras clave:
Pío XII, Papa, 1876 - 1958 - Muerte

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