Norteamérica: signos de interpretación
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Resumen
Esta metrópoli aplastante de Nueva York empieza por anunciar la esencia ruda de su ser desde que se perfila en el brumoso horizonte la silueta incomparable de su aglomeración de rascacielos. Nada hay en el mundo parecido al conjunto arquitectónico que empieza a surgir de la niebla mientras el buque avanza por las animadas aguas de la bahía. Es como un rebaño de monstruos prehistóricos paralizados en la inmovilidad de la piedra y la rigidez potente del acero. Diríase que un fotógrafo antediluviano sorprendió la tropa de dinosaurios cuando levantaban sus cabezas junto a las aguas de su laguna favorita. Sus cuellos enormes, destacados contra el verde de los helechos arborescentes, serían émulos en la impresión óptica de esas torres que se recortan contra la cortina de perennes brumas.