Contra intelectuales o la importancia de la filosofía
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Resumen
Ana se reconoció siempre por ser una mujer tranquila. Su carácter se enrarecía conforme lo hacían las melodías singulares propias de un café para intelectuales, y aunque su cotidianidad transcurría entre las fragancias de las mil y una tacitas de café y entre las plétoras discursivas de los filósofos, su vida era una vida ordinaria oscilante entre el “pajazo mental” de los pensadores que intentan reivindicar el mundo y los hombres y mujeres particulares que trabajan para pagar la hipoteca. Ana era, esencialmente, el espejo de una persona ordinaria que presume de su saber y reniega de su vida.