Noviembre, vestido de flores. Diciembre desnuda
Contenido principal del artículo
Resumen
Era de otra época, del siglo antepasado, vivía perdida en el campo, junto al lago. Tenía el pelo largo, quemado por el sol, desordenado por el viento, enredado con hojas de árboles y hierba seca. En la fotografía se veía rubia y distraída, pero tan solo apenas, la chaqueta de traje negra que usaba casi siempre cuando se sentía elegante cubría su delgadez extrema hasta desaparecerla y desaparecer sus brazos y la mitad de sus muslos. El resto del tiempo se la pasaba con vestiditos de verano con flores bordadas o en ropa interior o simplemente desnuda. La fotografía, en blanco y negro, era de hace algunos días solamente pero ya estaba enmarcada y colgada en la sala, junto con las otras cientos de fotos de días comunes igualmente exhibidas; todas eran la misma, ella frente a la cámara con los ojos abiertos, con los ojos cerrados, con un cigarro en la mano o un vestido demasiado grande, pero siempre en silencio pues, aunque las fotografías carecen de sonido, nunca en su rostro retratado se reflejaba la idea más mínima de palabra, de risa, de llanto, de voz.