Francisco A. Cano
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Resumen
En reciente controversia mantenida entre Alfredo Siqueiros, señalado valor de la pintura moderna de Méjico y algunos críticos de arte, se dio vigencia a la siguiente anécdota atribuida a Picasso: "Que comió usted en el almuerzo? pregunta un supuesto dialogante. Ostras, responde el segundo. Y le gustan a usted las ostras? Con delirio. Y entiende usted las ostras? ¡No! Entonces por qué quiere usted entender la pintura?" Y agregó Siqueiros: "Esto es, su pensamiento crítico, frente al arte, se apoya simplemente en el instinto y en el gusto. El gusto y el instinto constituyen su único módulo y base de raciocinio. Ni más ni menos que como los hombres de la pre-historia, los de la caverna. Y no es que yo considere que el instinto, como la percepción puramente sensorial, deben ser excluidos de la crítica profesional del arte, sino, simplemente, que ese instinto y esa percepción, aislados, no pueden normar ningún análisis constructivo, ningún análisis creador. Para ellos, para los poetas formalistas de la crítica de arte, es un pretexto para la creación de otra obra de arte". (…)