Vida, "ficción" y muerte de William Shakespeare
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Resumen
Más de una vez la historia ha negado a sus protagonistas. Como si estuviese celosa de su gloria y grandeza se ha empeñado, por intermedio de quienes la reviven (cronistas, narradores, historiadores o eruditos) en desconocer realidades que no necesitan nombres propios para su existencia.
Así, ha intentado burlarse la historia, por ejemplo, de Homero y entonces se ha hecho del griego una "cuestión" dubitativa que si amenaza su existencia, no puede negar o amenazar una obra que es imposible concebir como fruto del azar, así se llame de una u otra manera su autor.
¿Qué Homero no existió? Bueno, y ¡qué! Su obra existe y obliga un creador. Lo demás son pasatiempos de erudición que, muy a pesar de quienes los practican, dejan incólume al hombre que la historia desea esconder tras el recodo de su avaricia. O de la envidia de quienes la forman. (...)