Los dos humanismos
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Resumen
La línea que forma la circunferencia puede dilatarse por espacios inmensos o minúsculos, pero en todo caso es reentrante, vuelve sobre sí misma y sus puntos finales como que van buscando el camino que fatalmente los lleve a topar con el primero. Así dibujaron los antiguos la serpiente que se muerde la cola. Así imaginó Santo Tomás de Aquino aquella fórmula admirable: "La naturaleza humana se encorva sobre sí misma": Natura humana in se curva dicitur. No podría expresarse mejor este supremo imperativo que obliga al hombre a buscarse a sí mismo para descubrir y probar la plenitud de sus posibilidades. Algunos aciertan, muchos yerran y se extravían en la prosecusión de este intento, ninguno deja de obedecer al impulso de completarse y ser perfecto. Obedece el hombre a ésta que es ley intrínseca de su naturaleza, y la obedece también a su modo toda vida por rudimentaria que parezca. Aún el mundo inorgánico ofrece analogías que ilustran este imperativo primordial. (…)