Por tierras de la Nueva Granada

Contenido principal del artículo

Alejandro de Humboldt

Resumen

EL SALTO DEL TEQUENDAMA


La altiplanicie sobre la cual se asienta la ciudad de Bogotá ofrece muchos rasgos de semejanza con la que encierra los lagos mejicanos. Ambas están situadas en un nivel superior al del convento de San Bernardo: la primera a 2.160 y la segunda a 2.177 metros sobre el nivel del mar. El valle de Méjico, rodeado de un muro circular de montañas porfídicas, está cubierto de agua en su parte central debido a que, antes de que los europeos excavasen el canal de Huehuetoca, ninguno de los numerosos torrentes que se precipitan en el valle encontraba salida. La mesa de Bogotá está igualmente rodeada de altas montañas: el nivel perfecto de su suelo, su constitución geológica, la forma de las rocas de Suba y de Facatativá, que se destacan como islotes en media sabana, todo parece indicar la existencia de un antiguo lago. El río Funza, llamado comúnmente Bogotá, después de reunir las aguas del valle, se abrió paso a través de las montañas situadas al suroeste de la ciudad de Santa Fe para salir del valle cerca de la hacienda del Tequendama, precipitándose por una estrecha abertura a una cuenca que desciende al Magdalena. Si se intentara cerrar esta abertura, la única que presenta el valle de Bogotá, se convertirían poco a poco estas fértiles llanuras en un lago semejante a los mejicanos. (…)

Palabras clave:
Colombia - Descripciones y viajes

Detalles del artículo