Las pasiones y Descartes

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Manuel José Sierra Ríos

Resumen

Como fuerzas gigantes se agitan las pasiones en el fondo del ser, en lo íntimo de la vida; van con toda edad, penetran en todo estado, son atraídas por el bien, inclinadas hacia el mal. El grito que todos lanzan y la queja que se escucha son su fruto. ·


No es verdad que la lucha por la vida sea el distintivo de los tiempos modernos, sobresale la lucha por el amor, por las pasiones. Todos sufrimos su ataque y sentimos su sacudida, aunque las formas son diversas y los resultados distintos. "El amor que perdió al mundo fue también el que lo salvó". Sólo el egoísmo nunca ha sabido salvar, y es natural, porque su aliado es el error, la mentira, la ilusión, la rebeldía contra la razón, la decepción de la esperanza, el horror de la desesperación, la cólera, los celos, la actitud envenenada contra algunos que turban el bien particular preferido general. Sin embargo la humanidad no ama sino que es egoísta. Amarnos a sí mismos o amar p ara sí mismos, con exclusión de otros, a los demás, no es amor sino egoísmo en dos formas, de un ser o de dos. Es el desorden. En el orden económico, la libre concurrencia y el comunismo son extremos que se tocan como el egoísmo y el odio; en el orden biológico el amor libre y el amor legal se parecen como el libertinaje y la legalización del desorden. Las pasiones a la vez que determinan la lucha y declaran la guerra en que se vive, señalan la caída del imperio de la razón, marcan el término de la actividad y clavan el mojón de la pasividad. (…)

Palabras clave:
Emociones Educación sexual

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