Aprender a prender para emprender
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Resumen
Como si fuera una enredadera, así podría explicarse la tarea del emprendimiento: la germinación de una semilla en el mejor campo hasta crecer y producir. De hecho, la voz ‘prender’ (del latín prehendere: prae, antes; hendere: agarrar, y este de hedera: hiedra) sería algo como enredarse o atrapar del modo en que lo hacen las plantas trepadoras, que prenden y cubren. De igual manera ‘aprender’ (de aprehendere y con el prefijo ad: aproximación) podría significar algo como acercarse a lo que se prende; es decir, al conocimiento que se adquiere. Ahora bien, ‘emprender’, del prefijo in (hacia adentro) y prehendere (atrapar) connotaría “iniciar algo difícil”. Y aunque pareciera un simple juego de palabras, el uso de las expresiones ‘prender’, ‘aprender’ y ‘emprender’ tiene mucha lógica si asumimos la esencia del estudio de un grupo de docentes e investigadores que se puso en la tarea de intentar reconocer cuál es la verdadera intención de los jóvenes universitarios para crear empresa: investigación un tanto difícil por lo cual habría mucho que aprender, para prender y, luego, emprender.