Lo que Moisés le enseña a la ingeniería
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Resumen
Cuando Moisés bajó del monte Sinaí, después de recibir las tablas de la ley por parte de Dios, se encontró con una escena que lo enfureció: los israelitas, a quienes Yahvé había sacado de su esclavitud en Egipto y se dirigían a la tierra prometida, durante su ausencia, habían fundido el oro que traían consigo y fabricaron con él un becerro para adorarlo como dios. Ante la idolatría, Moisés, lleno de ira, rompió las tablas y se dirigió al becerro para quemarlo, molerlo y disolverlo en agua para darle de beber al pueblo como signo de castigo por su pecado.
Este episodio completo, narrado en el capítulo 32, versículos 15 al 24, del libro del Éxodo en la Biblia, ha sido objeto no solo de exégesis teológica, sino también de análisis desde el punto de vista de la ingeniería de materiales y la nanotecnología. ¿Es realmente verosímil y posible este relato?, ¿pudo Moisés, con los pasos descritos en el texto, manipular de esa manera el oro? Y, en caso de que sí, ¿qué puede aportar al conocimiento científico de la actualidad?