Los misioneros españoles
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Resumen
Es un hecho demasiado conocido tanto en los Estados Unidos como en la América Hispana, la serie de propagandistas improvisados la mayor parte, que han salido, Dios sabe de dónde, desde que el presidente Roosevelt proclamó la política del Buen Vecino. Podría escribirse un libro y por cierto bien chistoso sobre el número de autoridades que han aparecido sobre asuntos de la América Latina. Yo personalmente conozco a varios que, por el mero hecho de haber pasado un mes en México o dos semanas en Cuba, chapurreando desastrosamente el español, van, con todo descaro y desfachatez, a pedir un puesto en las diversas oficinas que se relacionan con la América Latina como si hubieran pasado veinte años estudiando el problema. El efecto que esto ha causado en Sud América ha sido desastroso. Pero yo no soy el llamado a corregirlo; solamente tengo interés en contrastar con esta legión de paracaidistas improvisados de hoy, lo que hicieron los misioneros españoles del siglo diez y seis y posteriores, creando una política de buen vecino tan honda que dura hasta el presente y sospéchome que durará todavía por muchos centenares de siglos. (...)